-¿Quien era? Parecía que realmente le odias.-preguntó Leire con curiosidad
-Sí es alguien a quien odio. Pero no tan importante como para mencionar.
-¿Sabes que ya odiandole le das más importancia de la que se merece?-contestó Leire con retintín.
-Eso es relativo...-respondió Lucas intentando mostrar que no, pero sabiendo que en el fondo tenía razón.-Es igual... ¿Miramos los pisos?
Caminaron un rato largo. Leire miraba a los lados desesperadamente en busca de algún cartelito de "se vende" pero fue en vano. Lucas que como siempre, parecía averiguar sus pensamientos le dijo:
-Si buscas algún piso con cartelito de "en venta" por este barrio, vas lista.-la miró y con aire de sabiondo siguió- En este barrio si quieres comprar casa será mejor que vayamos a una agencia inmobiliaria.
-Pero, ¿un piso en Manhattan? No quiero gastarme todo mi dinero en un piso. ¿Por qué no nos pasamos por Brooklyn que es un barrio mucho menos pijo y caro?-Parece que algo controlas, asi que como tu mandes.
Leire sonrió para sí. Le encantaba que le dejaran llevar el control de la situación.
Upper East Side, Restaurante con tres estrellas michelín.
River acababa pedir un suculento manjar para su invitado. Un hombre de unos cincuenta años, con un pelo negro, ojos oscuros, mediana estatura, prominente barriga, brazos musculosos y una imponente cicatriz que le recorría desde el principio de la mejilla derecha hasta la comisura de los labios. Frank Costello era una hombre exigente, que se contentaba con pocas cosas, más le valía a River haber hecho una buena elección para la comida.
Tran unos incómodos minutos para River, que no dejaba de mover la pierna a toda velocidad por el nerviosismo le trajeron la comida a su invitado.Éste no dijo nada, y empezó a comer aquel caro plato como si fuera cualquier basura. Bebió un poco del excelente vino que había en su copa y miró a River fijamente.
-Bueno, ya sabes por qué estoy aquí, ¿verdad?
River bebió un poco de su copa y tragó rápidamente. De toda la seguridad que mostraba en los enfrentamientos con Lucas en ese momento no quedaba ni gota.
-Sí, señor. Claro que lo sé...
-Bien. Pues, entonces, sobran muchas más explicaciones.-cortó otro trozo y se lo metió a la boca.- mañana quedaremos a las cinco y media de la tarde enfrente del Empire State y cerraremos los trámites de nuestro trato, d' accordo?
-Sí-si señor.- dijo River con voz temblorosa.
-Ciao.- dijo Costello con una sonrisa maliciosa en los labios. Se puso su larga gabardina negra, su sombrero y sin mirar atrás salió del restaurante.
Al otro lado la ciudad, barrio de Brooklyn.
-Este no está mal, ¿qué te parece?-preguntó Lucas
-No me acaba de convencer... Además estoy un poco cansada. Ya habremos visto unos diez pisos hoy, por lo menos.-respondió Leire, y después se sentó en una silla de plástico.
-Eres una exagerada... Habremos visto cinco o seis como mucho.
-Aún así, ¿podemos seguir mañana? Debería concentrarme más en mis diseños.
-Tienes razón. Está bien, mañana seguimos. Cogemos el metro y nos volvemos al hotel.
Upper East Side. Beach's Café.
-No me deberías hacer esperar la próxima vez.-dijo River con media sonrisita de superioridad
-Bajate esos humitos de super-modelo, a mí no me impresionan nada.-dijo una chica rubia mientras enroscaba uno de sus finos dedos en un tirabuzón de su pelo.
-Está bien. Vayamos al grano.
-Sí. Los dos queremos cosas diferentes, pero si colaboramos, los dos podemos acabar beneficiados de este asunto.
-Exacto, yo me libro de esa deuda millonaria y tú consigues a tu amorcito, libre de la deuda y para tí sola.
-Así ,eso. Pero tienes que seguir el plan a rajatabla. Esa chica es lista, y si se da cuenta de todo podemos tener grandes problemas.
-Yo me encargo de ella, por eso no te preocupes.-dijo River con una sonrisa llena de pensamientos retorcidos.- Prácticamente la tengo en el bote.
-Sí, muy bien, pero no te encariñes demasiado con ella o todo se podría ir a la mierda.-Eso ni lo dudes. Los negocios son los negocios.
-Vale, entonces está todo claro ¿no?
-Sí. Quedaré con Leire todo lo que pueda estos días y cada vez será más fácil que confíe en mí.
-Yo intentaré alejar a Lucas todo lo que pueda de ella, pero quizás eso es más difícil.
-Te las arreglarás.-River dió un largo sorbo a su capuccino con nata.- Anna, ¿nunca te has parado a pensar que es lo que opinaría Lucas si se enterara de todo esto?

-Ok.Yo llamaré más tarde a Leire.
Anna dejó el precio de su café en la mesa y salió por la puerta, dispuesta a seguir el plan sin importarle nada más, para conseguir a toda costa su objetivo.
Belén.